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Key Skills para familias (Taller 2)

Una de las características más deseadas en los hijos es la autonomía. Una persona autónoma es capaz de desenvolverse y capaz de solucionar las situaciones que puedan surgir, es capaz de tomar decisiones y de guiarse por su criterio, principios y valores. Educar a los niños y niñas para que desarrollen la autonomía es fundamental, y por ello desde la metodología 4C Learning System contribuimos directamente y de manera continua a ello a través del trabajo de la Criticidad (una de las cuatro “C” prioritarias junto a la Creatividad, la Comunicación y la Colaboración). Además, el fomento de la autonomía es una de las piezas clave de la organización escolar del Thomas More por dos motivos principales:

– Se enseña a elegir: Utilizamos metodología por ambientes y Workshops donde los estudiantes tienen la necesidad de elegir de manera continua y de organizar sus propios tiempos de trabajo.

– Se enseña a hacer: Utilizamos metodologías experimentales y competenciales donde lo más importante es que los estudiantes apliquen los conocimientos en contextos reales y creen productos.

A su vez, para poder garantizar la autonomía en el alumnado, el Thomas More trabaja de forma continua en la capacitación de los docentes para que puedan acompañarles sin generar en ellos algunas de los problemas encontrados en el sistema educativo tradicional: dependencia, miedos, infantilismo, inseguridad, irresponsabilidad, bloqueo ante situaciones complejas o falta de madurez.

 ¡Para conseguir que tu hijo o hija sea autónomo necesitamos a la familia! En este segundo boletín se muestran dos Key Skills fundamentales para trabajar en el hogar.

  1. El éxito de la autonomía es decidir y hacer

Cuando se encuentre con su hijo recuerde que está educando para la vida (no para el momento). Si quiere conseguir que sea una persona autónoma fomente 2 claves en su día a día

  • Decidir: Permítale momentos en los que pueda decidir (lo pueden hacer desde bebés). Puede ser, por ejemplo, con la comida, con un juego, con el plan de ocio, con la ropa… Para comenzar puede ofrecer dos opciones y después ir ampliando las opciones hasta que sea totalmente abierto.
  •  Hacer: Permítale tiempo y momentos para hacer (también pueden trabajarlo desde bebés). Puede ser, por ejemplo, vestirse, ponerse los zapatos, hacer la tarea escolar, servir la comida, arreglar algo…. Para comenzar, si hay resistencia, es difícil o hay falta de hábito, puede utilizar la siguiente estrategia:

1º Hacerlo usted, mientras su hijo esté cerca.

 2º Hacerlo usted, pidiendo a su hijo que le ayude.

 3º Hacerlo su hijo y usted le ayuda.

 4º Hacerlo su hijo solo y usted cerca.

  • Lo que pensamos y sentimos se basa sólo en nuestra experiencia

¡Bájate, te vas a caer!, ¡Cuidado no te dañes, los varones juegan muy bruto!, ¡Cuidado, que se te va a derramar!, ¡No llores! ¡Yo te sirvo la bebida que se te puede caer ¡ A esta familia no se nos dan bien las matemáticas ¡Hijo, eres muy tímido! Son algunas de las frases que decimos como adultos y que muestran nuestras experiencias, miedos y prejuicios.

Es normal, queremos lo mejor para nuestros hijos pero debemos de entender tres aspectos claves:

1) Nuestro hijo debe formar su propio conocimiento en base a experiencias que debe tener. Estas experiencias pueden ser buenas o malas, de todas aprenderá. Si solo son buenas le estaríamos sobreprotegiendo ¡Cuidado!. Ejemplo: Permítele y acepta que se le derrame el jugo al servirlo, que no consiga construir la torre, que no obtenga buenos resultados en algo, que se caiga alguna vez por subir a algún sitio arriesgado…

2) Nuestro hijo no es igual que nosotros. Él es diferente (personalidad, características…) y no podemos medir su experiencia comparándola con la nuestra. Ejemplo: Quizá su hijo ame practicar deporte aunque yo como madre los odie o quizá su hijo pueda ser bueno en matemáticas aunque yo como padre fuera malo.

3) Nuestro hijo nació en otra época (que no es ni mejor ni peor). Algunos conceptos, valores y prioridades cambian. Deben tenerlo en cuenta para comprender su realidad, aceptarla, valorarla y así establecer equilibrios. Ejemplo: Permítele que te muestre y enseñe cosas nuevas, dale valor a cosas de jóvenes, pregúntale…

Recuerde que estamos educando a su hijo para la vida, permitámosle experimentar, hacer, decidir, tomar responsabilidades…¡Queremos que sea autónomo y desarrolle al máximo su potencial!

Fuente:

*Carneros Revuelta, S. (2013). “Emails a una Maestra”. Madrid: RIE.

*Wild, R. y Wild, M. (1985). Educar para ser. Una respuesta frente a la crisis. Quito: Fundación Educativa Pestalozzi. Es normal, queremos lo mejor para nuestros hijos pero debemos de entender tres aspectos claves: